Bolivia | Elecciones presidenciales del 17/08/2025
- Facundo Barbaro

- 14 ago
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Actualizado: 16 ago
Facundo Barbaro, Federico Astigiano, Candelaria Berardi, Alicia Silvia Albino.

¿Qué se vota?
Este domingo 17 de agosto, casi 8 millones de bolivianos están habilitados para votar en las elecciones generales, en las que se elegirán al presidente y vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores para el período 2025-2030.
Contexto
Las próximas elecciones de Bolivia llegan con un fuerte aroma a fin de ciclo, en medio de una gran inestabilidad. A 20 años del histórico primer triunfo de Evo Morales, el período histórico boliviano hegemonizado por el Movimiento al Socialismo (MAS) parece llegar a un final inexorable. Todo parece indicar que el ciclo político nacional y popular que impulsó un sostenido crecimiento económico, políticas soberanas, un amplio desarrollo social, redujo las estructurales desigualdades socio étnicas y que solo pudo ser interrumpido con un golpe de estado en 2019, va rumbo a su primera derrota presidencial. Una derrota contundente.
Después del golpe de estado contra Evo Morales en 2019, enmarcado en una efervescencia social en torno a las controversias sobre su tercera reelección, un gobierno de facto avalado por las Fuerzas Armadas y encabezado por Jeanine Añez tomó el poder, llevando al exilio a los principales dirigentes del MAS. Ante la crisis ocasionada por la pandemia y la falta de legitimidad interna y externa, el régimen de facto convocó a nuevas elecciones para 2020. Si bien se permitió la participación del MAS, se inhabilitó la candidatura al Senado de Morales. Así, la fórmula masista fue compuesta por Luis Arce, ex ministro de economía de Morales, y por David Choquehuanca, referente de la dirigencia sindical. Este binomio arrasó en las elecciones, imponiéndose en primera vuelta con el 55% de los votos ante la fragmentada oposición representada por el ex presidente Carlos Mesa y el ultraderechista Luis Fernando Camacho. Se daba la exitosa vuelta del MAS al poder, pero con Evo fuera del poder ejecutivo.
Al asumir, el Presidente Arce procuró imprimirle a su gestión la impronta nacional, popular y redistributiva que tuvieron los gobiernos de Morales, pero desde un liderazgo más técnico que carismático y procurando introducir correcciones y ajustes al modelo económico para garantizar su sostenibilidad.
El progresivo alejamiento con Evo, su negativa a liderar un espacio propio de poder, sus disputas con otras figuras de peso, como el vicepresidente Choquehuancua y el presidente del Senado Andrónico Rodríguez, y el persistente boicot del evismo al gobierno, hicieron del partido gobernante un hervidero de internas y acusaciones cruzadas de traición. La debilidad del gobierno y la profundidad de la ruptura del MAS se evidenció en dos momentos claves. En primer lugar, la inhabilitación de una eventual candidatura de Evo por parte del Tribunal Constitucional en la previa del Congreso Partidario del MAS de 2023, donde Morales perdería el liderazgo del partido. En segundo lugar, el intento de golpe de estado contra Arce por parte de unidades de las Fuerzas Armadas en 2024. Este último suceso llegó a ser catalogado por Morales como una operación de falsa bandera del presidente en pos de unificar al movimiento detrás suyo. Todo roto.
Además, esta debilidad estructural del gobierno fue agravada por el marcado deterioro del modelo económico, el fracaso de las correcciones introducidas y un fortalecimiento de los discursos opositores. Así, el pueblo boliviano irá a las urnas en un contexto de crisis social y económica. A pesar de la mejora en el PBI per cápita durante el gobierno de Arce, Bolivia acumula una inflación interanual del 25%, acompañada de una notable caída en las reservas y una escasez de combustibles.
La deriva del gobierno de Arce, quien no buscará la reelección, y la ruptura orgánica del MAS en diversos sectores dan la pauta de la muy probable derrota del oficialismo. Sin embargo, lo que no es seguro es quién será el próximo Presidente boliviano: lejos de renovarse y unirse, la oposición va fragmentada, presentando candidatos que ya fueron derrotados en comicios anteriores y con una pluralidad ideológica muy amplia.
La fallida candidatura de Evo Morales y la interna del MAS
Luego del triunfo de Arce en 2020 y la obtención de una mayoría absoluta en ambas cámaras legislativas, se desencadenó un proceso de deterioro interno del partido gobernante acompañado del fin de un ciclo virtuoso de la economía. También se destruyó el denominado triángulo de hierro (Evo, Arce y García Linera).
Las causas del enfrentamiento son diversas, ideológicas, personales y disputas por el liderazgo, todas ellas potenciadas por un contexto económico adverso. Estas disputas alcanzaron enfrentamientos de carácter judicial en octubre de 2023, cuando el congreso nacional del MAS ratificó a Morales como candidato "único" para las elecciones de 2025. Pero este congreso fue anulado por el Tribunal Supremo Electoral y el Bloque Renovador (facción de Arce y el vicepresidente Choquehuanca) argumentó que no participó del congreso y acusó la sub representación de las organizaciones sociales. Desde el sector “Evista" eso significó un ataque del gobierno, que se había "vendido a la derecha" ejecutando "órdenes del imperio".
En mayo de 2024, la fracción de Arce excluyó a Morales de la dirección nacional del MAS y eligió como nuevo líder a Grover García, representante de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia. No obstante, Evo desconoció el congreso e insistió en su candidatura presidencial en 2025. La interna del MAS se agravó en septiembre, cuando se realizó el Encuentro ampliado nacional del MAS , donde se ratificó la expulsión partidaria del presidente y del vicepresidente del país y se los acusó de "traidores al pueblo boliviano" por convertirse al neoliberalismo, destruir la economía y reprimir al movimiento indigena. A eso le siguió una marcha de protesta en la que los dos grupos del MAS se enfrentaron con piedras y palos, dejando decenas de heridos. En el cierre de la movilización, los “Evistas” exigieron un recambio ministerial y la validación judicial del Congreso que ratificó a Evo como líder del MAS y candidato para las elecciones presidenciales.
En este contexto de bloqueos de las principales rutas de las principales ciudades del país, marchas y contramarchas, se desencadenó una espiral de violencia política. Así, el 27 de octubre de 2024 se produjo un atentado fallido contra Evo en la región de Chapare. Desde el evismo se acusó al gobierno y principalmente a los Ministros Novillo y Del Castillo. A esto se le suma la reactivacion de la causa judicial contra Evo Morales por abuso sexual y estupro.
Un evento clave de esta crisis política fue el intento de golpe de estado encabezado por el comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga. El 24 de junio de 2024 un grupo de miembros de las Fuerzas Armadas de Bolivia tomó la plaza principal de La Paz. La reacción de Arce fue rápida y recibió apoyo internos y externos. Se frenó el intento del golpe y se detuvo a los sublevados. Sin embargo, Evo y sus seguidores acusaron al presidente de orquestar un auto golpe para unificar al MAS en apoyo a su figura. A su vez el mismo Arce acusó a Morales de incentivar golpes de estado en contra de las instituciones democráticas.
En 2025 continuaron los bloqueos en oposición al presidente Arce, reclamando por la inhabilitación electoral de Evo y la inflación. Los cocaleros se mostraron como actores aliados de Evo mientras que sectores del sindicalismo indígena afines a Chonqueahuanca, se opusieron a esos bloqueos. El último paro del transporte impulsado por Morales produjo desabastecimiento y una paralización parcial de la producción.
Con este marco de debilidad orgánica, emergió en el MAS la figura de Andrónico Rodríguez. El joven presidente del Senado y ex “Evista", se presentó como la cara de la renovación dirigencial de la izquierda, distanciándose así de las dos facciones del MAS. Así, pasó a integrar la lista de traidores según el sector de Morales.
Luego de los fracasados intentos de Evo para presentarse a las elecciones desde distintos partidos políticos, el líder boliviano llamó a votar nulo. Así, después de una interna de una toxicidad pocas veces vista, el MAS irá a las elecciones dividido y con pocas chances competitivas.
Sistema electoral
Tanto el presidente, como el vicepresidente y los legisladores son electos por un período de 5 años. No hay elecciones intermedias y las dos cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional se renuevan en su totalidad.
La elección de la fórmula presidencial consiste en un sistema mayoritario con doble vuelta modificada. Para ganar, se necesita superar el 50% de los votos, o bien obtener el 40%, con más de 10 puntos de diferencia respecto al segundo lugar. De no hacerlo, quien obtenga el primer lugar debe disputar una segunda vuelta con el segundo candidato más votado.
Por su parte, los 130 diputados son electos con un sistema mixto. 63 diputados son elegidos mediante un sistema mayoritario a simple pluralidad de sufragios para representar a distritos uninominales. Mientras tanto, otros 60 son electos por sistema proporcional de lista cerrada para representar a cada uno de los 9 departamentos, unidades subnacionales de primer orden. Allí, la magnitud depende del peso demográfico de cada departamento y el umbral es del 3%. Los 7 escaños restantes son escaños reservados para representantes indígenas. Hay paridad de género en las listas.
Por último, los 36 senadores son electos con listas cerradas con sistema proporcional y D’hondt para representar a los 9 departamentos, cada uno de los cuales tiene 4 senadores.
Un dato muy importante es que tanto los escaños del Senado como los de Diputados se otorgan en función del voto para presidente en primera vuelta. Es decir, no se puede cortar boleta en las categorías nacionales (excepto con los diputados de distritos uninominales que se votan por separado).
Sistema político y candidatos - Alicia
Candidatos opositores
Samuel Doria Medina – UN / Alianza Unidad
Político, uno de los empresarios más reconocidos de Bolivia y ex Ministro de Planificación y Coordinación de Bolivia entre 1991-1993 en la controversial presidencia de Jaime Paz Zamora. Fue candidato presidencial en 2005, 2009 y 2014, llegando en su tercera campaña a salir segundo con el 24%, detrás de Evo Morales. Si bien procede de un origen socialdemócrata, al igual que muchos dirigentes del histórico MIR, ha virado hacia el socioliberalismo y la centroderecha. Es apoyado por buena parte de la oposición tradicional, incluyendo al expresidente Carlos Mesa, el líder derechista Fernando Camacho, el muy influyente empresario Marcelo Claure y buena parte del establishment mediático.
Jorge Quiroga Ramírez – FRI / Alianza Libre
Vicepresidente de Bolivia (1997-2001), sucedió en la Presidencia por un año al ex dictador Hugo Banzer cuando renunció por motivos de salud. Anteriormente, Tuto había sido Ministro de Finanzas de Bolivia (1992). Fiel exponente de las élites de la derecha conservadora y neoliberal formada en Estados Unidos, tras su breve presidencia fue candidato presidencial en 2005 y 2014, resultando segundo y tercero respectivamente y, al igual que Doria Medina, siendo derrotado con contundencia por Evo Morales. Fue figura clave en la conspiración durante la crisis de 2019 que derivó en el Golpe de Estado. Aceptó en 2024 integrar un frente de unidad opositora, pero decidió romper con Doria Medina, Mesa y Camacho y presentarse con su propia alianza. Paradójicamente, a pesar de ser una opción de derecha más dura, su partido es el Frente Revolucionario de Izquierda.
Manfred Reyes Villa – APB Súmate
Alcalde de la ciudad de Cochabamba entre 1993-2000, volvió al cargo en 2021. Al igual que Doria Medina y Quiroga, ya fue candidato presidencial en 2002 y 2009. Ex militar y con pasado empresarial, se lanzó a la política como un outsider con un discurso fuertemente conservador, pero con tono populista y crítico del sistema político boliviano tradicional. Después de años de controversias y procesos judiciales, volvió a la arena electoral con el triunfo de Luis Arce, presentándose como la renovación de la oposición. A pesar de postularse como el Milei boliviano y de subir en los sondeos a inicios de año, sus posibilidades de ingresar al balotaje se han disminuido.
Rodrigo Paz Pereira – Partido Demócrata Cristiano
Senador nacional en representación de Tarija desde el 2020. Con una larga trayectoria como alcalde y luego diputado nacional en dicho departamento, Paz está dando su salto a la política nacional. Apunta al electorado de centro desencantado con el MAS pero que rechaza a la oposición de centroderecha tradicional. Su agenda programática es de centroizquierda progresista. A pesar de haber coqueteado con dirigentes masistas como García Linera durante su gestión municipal, buscó diferenciarse del MAS y desde el Senado ha sido un claro opositor al gobierno de Arce.
Candidatos vinculados al MAS
Andrónico Rodríguez – Alianza Popular
Iniciado en la política como líder gremial cocalero y con un gran ascenso dentro del Movimiento al Socialismo en la última década, es Presidente del Senado de Bolivia desde 2020. Jugó un gran rol en la interna oficialista, buscando representar a la nueva generación de líderes nacional-populares y de izquierda. Así, impulsó la renovación generacional del MAS y se enfrentó abiertamente con Evo Morales, sumando adeptos dentro del movimiento y dando luz a la facción androniquista. Sin embargo, también se distanció del sector de Arce y Choquehuanca. Al ser uno de los pocos dirigentes del MAS con imagen positiva pero no poder imponerse como candidato de unidad, rompió con el partido y fundó el espacio Nueva Izquierda. Así, busca canalizar como un nuevo actor el grueso de los votos masistas ante la inhabilitación de Evo y la caída en desgracia del gobierno, además de seducir a todo el electorado de izquierda.
Eduardo Del Castillo – Movimiento al Socialismo
El único candidato que competirá con la sigla del MAS. Ministro de Gobierno desde la asunción de Arce hasta la proclamación de su candidatura, fue elegido como el candidato oficial del movimiento ante la decisión de Arce de no buscar la reelección. Con una imagen de dirigente joven, fue ungido como el candidato de unidad, saldando la interna entre Arce y Choquehuanca. Tuvo un muy duro enfrentamiento público con Evo Morales durante los cortes de ruta del 2024. A pesar de la fuga de dirigentes y estructuras hacia Evo y Andrónico, cuenta con el respaldo formal del partido y de la histórica Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.
Encuestas
Las elecciones se presentan altamente competitivas, en un escenario político marcado por la fragmentación de la oposición, la falta de renovación y el desgaste del oficialismo.
A una semana de los comicios del 17 de agosto, las encuestas de Ipsos-Ciesmori muestran que el centroderechista Samuel Doria Medina es el favorito con el 21,2%, seguido muy de cerca por el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, con el 20%. Todo dentro del margen de error. Pero es destacable que mientras Doria Medina tiene una tendencia descendiente, Quiroga ha crecido levemente.
Más rezagado, los sondeos ubican al democristiano Rodrigo Paz Pereira con el 8,3%. Mientras que el Milei boliviano Manfred Reyes no lograría repuntar y se quedaría con un magro 7,7%. Por su parte, Andrónico Rodríguez tan solo llegaría al 5,5%, implicando que el candidato de izquierda más votado salga en quinto lugar y muy lejos de acceder al balotaje.
¿Y qué hay del candidato del MAS? Muy lejos, en séptimo lugar y sin llegar al 2%. Un derrumbe de más de 50 puntos en menos de 5 años para el partido que supo hegemonizar la política boliviana por 2 décadas.
Otra incógnita será el nivel de participación electoral y de votos afirmativos, cifras impactadas por el llamado de Evo Morales a votar nulo. Según la encuesta, el voto indeciso llega al 13% a días de los comicios, mientras que los sufragios en blanco y nulos sumarían en conjunto el 33%
Lo cierto, es que el MAS está llegando a su fin y los bolivianos tendrán el primer balotaje presidencial de su historia el próximo 19 de octubre.





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